Viviendas con memoria
Fotografía: Lorenzo Zandri
En un barrio residencial del norte de Londres, una casa nueva parece haber estado ahí desde siempre. Woodbury Residence, del estudio londinense Of Architecture, se desliza con sutileza en el tejido eduardiano de Barnet, sin mimetizarse ni desentonar. La clave está en un equilibrio sensible entre memoria y transformación: la casa es una especie de calcomanía arquitectónica, donde lo antiguo no se copia, sino que se refleja con inteligencia y cuidado.
Diseñada para una residente octogenaria, la vivienda reemplaza una extensión antigua con una estructura completamente accesible, pensada desde la vida cotidiana. La planta baja, abierta y fluida, reúne cocina, comedor, sala de estar y dormitorio, mientras que en el piso superior se alojan dos habitaciones más y un baño. Pero más allá del programa funcional, la casa funciona como un espejo emocional: cada detalle está cargado de historia personal, de homenajes materiales, de arquitectura como continuidad vital. La fachada trasera de ladrillo curvo, expresiva y contemporánea, rinde tributo a Edwin Lutyens; la barandilla de acero inoxidable y la pantalla de roble aluden a Alvar Aalto y a una iglesia local diseñada por el difunto esposo de la residente, también arquitecto.
El reciclaje de materiales —tejas antiguas, suelos de olmo convertidos en muebles— no responde solo a una lógica sustentable, sino también a una ética de la permanencia: lo que fue sigue estando, transformado, reensamblado con afecto.
