Horizontes habitados
Fotografía: Marcos Zegers
Ubicada sobre una meseta del litoral central chileno, Casa Primeriza emerge como una síntesis entre paisaje, materialidad y vida cotidiana. Diseñada Stanaćev-Granados, la vivienda se extiende sobre la pendiente y responde con sutileza a la topografía y a las condiciones climáticas del entorno, actuando como un refugio solar y una barrera natural frente al viento del sur.
La relación entre interior y exterior guía todo el proyecto. Patios, terrazas y corredores se suceden como estados de ánimo, permitiendo habitar el paisaje a través de la luz, la sombra y el movimiento del aire. La dualidad material entre hormigón y madera acentúa la transición entre solidez y apertura. Mientras el zócalo semienterrado ancla la construcción al terreno, los niveles superiores se abren al Pacífico mediante grandes paños de vidrio y un envigado que unifica los espacios.
En el interior, los tonos contrastantes —oscuros en la base y blancos en el nivel superior— revelan dos atmósferas que dialogan entre recogimiento y expansión, reforzando la idea de un hogar adaptable al ritmo del día y del paisaje. Más allá de su gesto formal, la casa integra criterios de sustentabilidad desde el diseño, con aislamiento natural, ventilación cruzada, maderas certificadas y una envolvente pensada para resistir el ambiente marino.









