Palacio suave
Fotografía: Riccardo de Vecchi
Mientras el Centro Pompidou de París se prepara para cerrar sus puertas por renovación, una embajada nómada toma forma para mantener viva su misión cultural: Soft Palace, una instalación efímera dentro del Grand Palais que transforma el espacio en un territorio de libertad radical. Diseñado por el estudio neerlandés Studio Ossidiana, el proyecto forma parte de The Fun Palace e imagina una prenda gigante hecha de pliegues textiles, donde no solo se alberga arte, sino también posibilidades: reunirse, aislarse, jugar, dormir, mirar y ser mirado.
Este paisaje blando y mutable ofrece un escenario colectivo donde la frontera entre espectador y actor se disuelve. Entre bolsillos habitables, exposiciones y videojuegos —como Nightcrawlers de Alice Bucknell— se despliega una coreografía espontánea de encuentros cotidianos. Aquí no hay butacas ni escenarios fijos, solo superficies para moverse descalzo y compartir la experiencia del arte en comunidad o soledad.
Soft Palace redefine qué puede ser una institución cultural cuando se aleja de sus muros. Más que una instalación, es una declaración política envuelta en suavidad: un manifiesto táctil sobre lo común, lo lúdico y lo íntimo. Un lugar donde cada rincón puede ser refugio o revolución.