Casa suspendida

Fotografía: Alcindo Dedavid

Entre la vegetación densa del Morro da Turquia, esta vivienda se posa con una levedad que revela su principio rector: intervenir lo mínimo para amplificar la experiencia del lugar. Más del 95% de la vegetación original se conserva, y la arquitectura se acomoda a la topografía mediante una estructura metálica precisa y apoyada sobre pilares de concreto moldeados in situ, permitiendo que la casa suceda con la montaña y no sobre ella. El programa se despliega en tres cuerpos: el dormitorio principal, el dormitorio de los hijos y, al centro, un gran vacío social completamente abierto al horizonte. Esta disposición potencia la ventilación cruzada, la entrada de luz y la relación total con el paisaje, dando lugar a espacios que acompañan el ciclo solar desde el amanecer hasta el atardecer. Vacíos, aleros y terrazas liberan la construcción del terreno, permitiendo que el viento, la luz y la selva circulen sin restricciones. Texturas de paja filtran la radiación solar y proyectan sombras cambiantes, mientras una piscina orientada al horizonte y una amplia terraza expanden la vida exterior. Ligera, permeable y profundamente vinculada al lugar, la casa encarna la filosofía de VOO: una arquitectura esencial, que se diluye en el paisaje y convierte el habitar en un ejercicio cotidiano de contemplación.