Ambientes flexibles
Fotografía: Manuel Ocaña
La arquitecta española Pía Mendaro diseñó una casa-estudio para su amiga, la artista Clara Cebrián, con el único requerimiento de que fuera un lugar que pudiera adaptarse a las necesidades que vayan apareciendo con el tiempo. La propuesta se basa en una nave de 10 x 10 m con dos cerchas y un tejado a dos aguas; “para que ‘casi nada’ funcionase para ‘casi todo’ parecía que nada podía estar muy atado”, comenta la arquitecta. Hicieron un burladero frente al que se instaló la cocina y tras el que se esconde el baño y el desorden de armarios e instalaciones. El lugar para dormir y descansar se convirtió en una plataforma ligera, semi-colgante, que actúa además como una conexión con el exterior y a la que se accede por medio de una escalera con ruedas, lo que permite despegarla por completo del suelo en ciertos momentos.