Proyectarse hacia el infinito
Fotografía: Felipe Petrovsky
Ubicado en la playa de Taíba, en el norte de Ceará, este hotel tiene alrededor de 12.000 m² de áreas al aire libre, lo que permitió que el estudio brasileño Hanazaki Paisagismo desarrollara un proyecto con espacios variados para el ocio, el paseo y la contemplación. Para aprovechar visualmente los recursos naturales preexistentes, la piscina principal adquiere formas orgánicas y se abre hacia el mar, unificándose con la línea del borde infinito. En el jardín se dispusieron también otros cuerpos de agua frente a la recepción y alrededor del spa. El camino desde un entorno a otro se lleva a cabo con escalones espaciados entre el césped y los bancos de arena y está marcado por la interacción entre los planos verticales de los tótems y las paredes, generándose un contraste entre los revestimientos de piedra volcánica, rocas de la región y texturas pulidas y rugosas. Se integró también un trabajo con las sombras de los árboles y de las estructuras que se proyectan sobre el agua.