Hormigón vivo
Fotografía: Pedro Kok
En pleno São Paulo, Casa Rua Polonia transforma una estrecha parcela urbana en un oasis arquitectónico donde el hormigón se vuelve marco para el paisaje. Diseñada por Gabriel Kogan, Guilherme Pianca y Clara Werneck, la vivienda se articula como una secuencia de vistas contenidas por una cuadrícula estructural que ordena el espacio y proyecta la vegetación hacia el interior. Cada módulo —de 2,9 por 3 metros— funciona como una unidad de experiencia: espacios amplios, ventilados y abiertos visualmente al jardín tropical, gracias al uso estratégico del vidrio de altura completa y la ausencia de elementos decorativos superfluos.
La sala de estar hundida, silenciosa y serena, se funde con el entorno gracias al techo de madera continua y al piso de concreto que fluye hacia la terraza y la piscina exterior. Con una paleta de materiales desarrollada in situ —hormigón pigmentado, madera expuesta y piedra—, el proyecto evita la ornamentación para dar protagonismo a la estructura y al paisaje. La casa no impone su presencia, sino que la disuelve en la naturaleza: una arquitectura precisa, contenida y cálida que hace de la frontalidad y la vegetación su lenguaje esencial.