Balcón vertical
Fotografía: Fernando Guerra
En Porto, en el límite entre la ciudad y el mar, Torre Miramar redefine la relación entre la vivienda en altura y el paisaje costero. Su volumetría estructuralista, de carácter orgánico y rotacional, se eleva como una escultura habitable que dialoga con la topografía y con las torres vecinas de Pasteleira. El proyecto del estudio portugués OODA no solo busca densificar, sino también proponer una nueva forma de habitar la verticalidad, donde cada balcón se concibe como una prolongación sensorial del horizonte.
Con más de 200 metros cuadrados de terrazas por vivienda, el edificio renuncia a la rigidez del bloque urbano tradicional y adopta un dinamismo fluido que varía con la luz y la perspectiva. Las losas deslizantes de hormigón generan un ritmo visual envolvente que otorga a cada unidad una identidad propia. Entre jardines privados, áreas comunes abiertas y un microclima vegetal en la planta baja, el proyecto entrelaza arquitectura y naturaleza, construyendo continuidad entre lo doméstico y lo urbano.







