Calor ancestral
Fotografía: Yosuke Ohtake
En Kasama, ciudad histórica de la cerámica japonesa, una instalación de sauna reinterpreta la tradición de los hornos de escalada para insertarse en un entorno urbano heterogéneo. Rodeado por viviendas, escuelas de cerámica y museos, el proyecto responde a su condición de enclave mediante una arquitectura que permite, simultáneamente, la permanencia íntima y el flujo continuo de usuarios y aire. El edificio adopta una volumetría a una sola agua, inspirada en la pendiente característica de los hornos locales, consolidando un gesto formal que enlaza cultura ceramista y bienestar contemporáneo. El exterior combina cedro carbonizado, láminas metálicas y piedra Inada para construir un perímetro sobrio que filtra la relación con el barrio. El acceso, definido por escaleras de hormigón negro y un sendero de grava, conduce a una planta clara donde los vestuarios, baños y circulaciones horizontales convergen visualmente en la sauna. Un atrio cuadrado de tres metros articula el baño al aire libre, bloqueando vistas hacia la colina, pero permitiendo que la luz y las brisas estacionales atraviesen el recinto. La experiencia interior se completa con elementos sensoriales: la estufa a leña, el sonido constante del agua de pozo y la secuencia térmica que se despliega entre sauna, piscina fría y baño caliente. Una bañera de cerámica, ubicada bajo las escaleras, prolonga la identidad artesanal del lugar. Como un roji contemporáneo, el eje que guía al visitante prepara el cuerpo y la mente para un ritual de tensión y liberación, donde arquitectura, naturaleza y tradición se integran en un ambiente de profunda armonía.









