Acción y comunidad
Fotografía: Stijn Bollaert
La nueva sede de Greenpeace Bélgica se alza en un antiguo taller de órganos en Bruselas, transformando su legado industrial en un entorno de trabajo flexible y sostenible. Ubicado en la vibrante «zona del canal», el proyecto sigue una estrategia de «suficiencia», reutilizando estructuras existentes y aprovechando la energía disponible para minimizar su impacto ambiental, sin renunciar a la calidad arquitectónica.
El diseño, basado en actividades, surgió de un proceso de co-creación que incluyó estancias en las antiguas oficinas de Greenpeace y en el barco Rainbow Warrior. Se identificaron distintas dinámicas de trabajo, desde reuniones formales hasta espacios para escalar muros, con el objetivo de generar un entorno colaborativo y multifuncional. La distribución espacial permite que estas actividades coexistan, integrando barreras acústicas estratégicas para facilitar tanto la concentración como la interacción.
Siguiendo un enfoque de «emparejamiento», la renovación busca conectar estructuras preexistentes con usos específicos. Así, el antiguo taller se convierte en un espacio de fabricación para activistas, mientras que las casas adosadas de enfrente albergan habitaciones de invitados. Entre ambos se despliega una secuencia de espacios interiores y exteriores, públicos y privados, con climas variados que responden a la dinámica cambiante de la organización.
