Piedra ascendente
Fotografía: Fernando Marroquin
Casa Echegaray se plantea como una pieza mineral que parece surgir del terreno pedregoso donde se apoya. El estudio mexicano PPAA organiza el proyecto con un volumen negro y compacto que reúne las áreas privadas, mientras que un pabellón de madera elevado aloja la vida social. Entre ambas capas aparece una secuencia de umbrales que regula la transición entre resguardo y apertura, algo parecido a la sensación de ir descubriendo un paisaje a medida que se asciende por una ladera.
La inversión del orden habitual del programa, con el estacionamiento en la base, los dormitorios en el nivel intermedio y los espacios comunes en la parte alta, permite trabajar la luz de manera progresiva. La escalera, bañada por un gran tragaluz, guía este ascenso y ofrece la posibilidad de llegar al nivel público sin atravesar las zonas privadas. Una vez arriba, la estructura de madera aligera el conjunto y abre una vista amplia que contrasta con la masa sólida del volumen inferior.
La casa se construye con materiales naturales y recurre a una excavación mínima. Los muros de contención y el terreno rocoso quedan expuestos en las vistas laterales de los dormitorios, integrando la geología del lugar como parte de la experiencia interior. El recorrido vertical, desde la base mineral hasta la cima abierta, convierte cada nivel en una lectura diferente del sitio.









