Luz comunitaria
Fotografía: Kida Katsushida
Oculta entre los árboles al oeste de Tokio, Hut of Hat, diseñada por la firma nipona Tezuka Architects, se alza como una pequeña capilla encantada en medio del bosque. Concebida como una extensión del jardín infantil cercano, esta sala de juegos recibe semanalmente a los niños que llegan en bus escolar para jugar y explorar la naturaleza.
Su silueta, con un techo que evoca un sombrero de bruja y formas irregulares que imitan el dosel forestal, sugiere una arquitectura que no solo se mimetiza con el entorno, sino que se funde con su espíritu. La estructura capta la luz como si fuera un ritual. Miles de prismas suspendidos en el tragaluz polarizan el sol, transformándolo en una constelación de arcoíris que bailan por muros y suelos.
Estas luces, del tamaño de una palma infantil, son inasibles y fascinantes, y se convierten en un juego que mezcla física, poesía y asombro. La decisión de usar prismas en vez de vitrales responde a una búsqueda por la luz más pura, más viva, más cambiante.
Este refugio semiabierto no es solo un techo: es un portal sensorial. Sus aleros protegen sin encerrar, su geometría abraza sin delimitar, y su atmósfera celebra la intangibilidad del juego y del asombro infantil. En Hut of Hat, lo natural y lo arquitectónico no compiten; coexisten en una coreografía de luz, sombra y misterio.
